En el funeral de su nieta, sospechando que algo andaba mal, el anciano se acercó al ataúd y abrió la tapa. Lo que vio le provocó escalofríos…

Interesante

La última despedida de una vida joven rompe corazones. El dolor y la tristeza envuelven a todos los que han venido a decir adiós. Pero el anciano y su fiel perro perciben algo extraño en el aire.

Decide comprobarlo, se acerca al ataúd y escucha un débil llanto desde el interior. Lo que descubrirá cambiará por completo su mundo y hará llorar de alegría a todos a su alrededor. ¿Quieres saber qué pasó?

Quédate conmigo. Iván Petrovich Kovalenko, un hombre de 60 años que vive en un pequeño pueblo ucraniano cerca de Kiev, sufrió un terrible golpe del destino. Perdió a su único hijo Andréi y a su nuera Oksana en un accidente de tráfico en una carretera resbaladiza después de una fuerte lluvia.

En ese accidente quedó huérfana su hija Alina, de siete años, que por suerte ese fatídico día se había quedado en casa con su abuela. Iván Petrovich estaba inconsolable. Su hijo Andréi era todo para él, un recuerdo vivo de su difunta esposa María, quien falleció diez años antes.

Se supo que la diva está gravemente enferma. El pueblo llora.

Pero no todo estaba perdido. Alina, una niña alegre e inteligente, se convirtió en la luz de su vida. Desde entonces, el abuelo la ha criado como a una hija, y entre ellos se creó un vínculo fuerte y lleno de amor.

Antes de la tragedia, Iván Petrovich era el alma de la comunidad. En el pueblo lo conocían como un hombre alegre, amable y siempre dispuesto a ayudar. Trabajó toda su vida como mecánico en el taller del pueblo, reparando tractores, autos y también motocicletas.

Su patio siempre estaba lleno de amigos, vecinos y sus hijos, que venían en busca de consejo o simplemente para charlar un rato. Pero después del accidente, él cambió. Se volvió silencioso, pensativo, y en sus ojos se instaló una profunda tristeza…

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