ASÍ ES COMO CASTIGUÉ A MIS VECINOS POR SU CÁMARA: ¡UNA LECCIÓN QUE NUNCA OLVIDARÁN!

Historias familiares

Lo que comenzó como una manifestación inocente para proteger la privacidad se convirtió en un verdadero espectáculo que no sólo atrajo la atención de la policía, sino que tuvo consecuencias que nunca podría haber previsto.

Nunca imaginé que me convertiría en actriz amateur sólo para darles una lección a mis curiosos vecinos, pero la vida está llena de sorpresas.

Vecinos inesperados
Todo comenzó cuando Eva y Lajos se mudaron al barrio.

A primera vista, parecían amables, aunque había algo… extraño en ellos.

— «¡Bienvenido al barrio!» – Dije con una sonrisa y les entregué una cesta de tomates de mi huerto.

— «Soy Emma.»

Eva miró a su alrededor, visiblemente preocupada.

—¡Gracias! Nos preocupa mucho la seguridad. Lo sabes, ¿verdad?

No, no lo sabía.

Pero asentí cortésmente.

En ese momento no tenía idea de a dónde me llevaría esta conversación.

El impactante descubrimiento en mi jardín
Una semana después, regresé a casa después de visitar a mi madre e hice un descubrimiento inquietante.

Una tarde de la semana pasada estaba tumbada en mi tumbona en el jardín en traje de baño, disfrutando del sol y cuidando mis plantas de tomates.

Estaba regándolas cuando noté un pequeño objeto negro debajo del alero de la casa vecina.

—¿No es esto una cámara de vigilancia? – murmuré, intentando verlo mejor.

Cuando me di cuenta de que apuntaba directamente a mi jardín, se me heló la sangre.

Sin dudarlo, fui directo a la puerta de los vecinos –todavía en traje de baño– y llamé fuerte.

Lajos abrió la puerta, visiblemente irritado por mi visita inesperada.

—¿Por qué esta cámara apunta directamente a mi jardín? – pregunté bruscamente.

Se encogió de hombros.

—Es por seguridad. Queremos asegurarnos de que nadie salte la valla.

— ¡Esto es absurdo! – exclamé indignado. – “¡Estás violando mi espacio personal!”

Entonces Eva apareció detrás de él, con los brazos cruzados.

— “Tenemos derecho a defender nuestra propiedad”, dijo con frialdad.

¿Y qué pasa con mi privacidad?

Por más que intenté explicarles lo inapropiado que era esto, no les importó en absoluto.

Podría haberlos condenado.

Pero un juicio llevaría meses y costaría mucho dinero.

Así que se me ocurrió un plan mucho mejor…

El ingenioso plan de venganza
Llamé a mis amigos.

—Luca, necesito ayuda. ¿Te gustan las obras de teatro?

Lucas se rió.

—¡Esto se está poniendo interesante! Dime el plan.

Así empezó todo.

Petty, que tenía talento para los efectos especiales, y Nori, a quien le encantaba el vestuario y el maquillaje dramático, también se involucraron.

—¿No estamos yendo demasiado lejos? – pregunté en el último ensayo.

Luca puso su mano sobre mi hombro.

—Emma, ​​esta gente te ha estado espiando durante semanas. Se merecen esta lección.

Petty asintió.

— «Además, ¿cuándo fue la última vez que hicimos algo tan loco?»

Nori sonrió.

—Los trajes están listos. No hay vuelta atrás.

Me reí y en ese momento todas las dudas desaparecieron.

—¡Está bien! ¡Comencemos!

El gran espectáculo
El sábado por la tarde nos reunimos en mi jardín, vestidos con los disfraces más absurdos.

Llevaba una peluca rosa neón, una falda de tul y un traje de neopreno.

— ¿Estás listo para el mejor espectáculo del año? – pregunté riendo.

Luke se puso una máscara alienígena.

— ¡Les daremos un espectáculo que nunca olvidarán!

Primero, simulamos tener una fiesta normal en el jardín: bailando, hablando y riendo.

—Emma, ​​¿cómo está tu madre? – gritó Petty, vestido de pirata.

— «Está bien, ¡sigue intentando emparejarme con el hijo de su novia!» – Me reí.

Nori se rió.

— ¡Clásico! ¿Sabe que te están espiando?

— ¡No, de lo contrario habría irrumpido en la casa de los vecinos y los habría maldecido!

Lucas se rió.

— ¡Eso es lo que me gustaría ver!

Hasta el momento todo parecía una reunión normal.

Pero ahora empezó la verdadera diversión.

— «¡Oh, no!» – grité de repente, señalando a Luka. – ¡Lo mataron!

Petty cogió un cuchillo de plástico untado con ketchup.

— ¡Tú mismo lo pediste!

Luke cayó teatralmente al suelo, cubierto de «sangre falsa».

Empezamos a gritar y a correr en pánico, como si acabara de cometerse un verdadero asesinato.

— ¿Deberíamos llamar a la policía? – gritó Nori.

— ¡No! ¡Tenemos que esconder el cuerpo! – respondí.

Y entonces…de repente…

Las cortinas de los vecinos se movieron.

— “Nos vieron”, susurré.

Un segundo después oímos el portazo de un coche.

Nos quedamos congelados.

Y en el momento siguiente…

Quesos.

—Está bien. Ahora es serio… —Suspiré. – “¡Todos adentro!”

Entramos en la casa, borramos todas las pistas, nos pusimos ropa normal y nos sentamos a la mesa con tazas de té.

Cuando la policía llamó a la puerta, parecíamos completamente tranquilos.

—¿Hay algún problema? – pregunté inocentemente.

Uno explicó que habían recibido un informe de un asesinato.

— ¡Oh, fue sólo una pequeña actuación teatral! – Le expliqué con una sonrisa. – “Supongo que lo hicimos de forma demasiado convincente”.

El oficial levantó una ceja.

—Pero… ¿quién te ha visto? Tu valla es bastante alta.

Suspiré dramáticamente.

— «Mis vecinos apuntaron una cámara a mi jardín.»

Los policías se miraron significativamente entre sí.

Una hora después, mis vecinos recibieron una multa y se vieron obligados a retirar la cámara.

Unos días después, Eva y Lajos se mudaron.

¿Y yo? Regresé tranquilamente a mis tomates.

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